Show must go on!
20/11/2012
" Marche en avant de toi-meme, comme le premier chameau de la caravane" Proverbio Nómada
Seguido del percance en tierra de nadie y entrando dentro de la aduana me encuentro con militares uniformados, serios como un cagarro.
Me han contado muchas historias sobre los mauritanos y la verdad es que no las tengo todas conmigo.
Solo con dar las buenas tardes uno se da cuenta que la fama de corruptos de la policía mauritana no es desmerecida.
Ni siquiera nos miran a nosotros, solo miran lo que hay en el interior de la furgo y mientras Chris esta arreglando los papeles del vehículo en un cuartucho yo aguardo en la Nissan.
Y uno a uno los seis policías van pasando, y así, sin parpadear dicen "Dame esto" "Cadeau" (Regalo en francés), yo les miro y sonrío, una de estas sonrisas que le salen a uno cuando no sabe que hacer.
El que tengo enfrente sigue serio como un cagarro.
Mejor no sonreír.
Y digo tajantemente: "No" , que me sale sin querer.
Al segundo pienso, "Mierda, hasta aquí hemos llegado, ahora empezaran los problemas"
Pero no, funciona.
Los labios del cagarro en cuestión se dan la vuelta y dejan intentar a otro. Yo voy diciendo "No".
No tengo nada que perder en realidad, la furgo no es mía y tengo los visados y el pasaporte en regla, así que aunque quieran inventarse algo, lealmente, no tienen nada por donde cogerme.
Cuando llega Chris, el sí que tiene las de perder, viene sonriendo y tranquilamente saca de la furgo un brick de leche del Lidl para cada uno y les dice:
"Es la mejor leche de las vacas alemanas, un regalo para la salud de vuestros hijos"
Todos le dan las gracias y nos dejan seguir para sellar los pasaportes en la siguiente garita.
Al entrar Chris se saca del bolsillo una linternita de estas de llavero y se la da al militar que está escribiendo a un dedo de distancia del teclado, todavía no es de noche pero el sol ya se ha marchado hasta mañana, en el cuarto no hay luz, así que el militar está muy agradecido y nos sella los visados y pasaportes sin mas demora.
- "Hace dos años que cuando llego aquí no tienen luz, así que cada vez que vengo les regalo una linterna. Mejor una linterna que una bombilla, se me terminaría el chollo!"
Me dice el alemanote. Menuda pieza esta hecho.
Mauritania!
Aunque estoy un poco nervioso doy saltos de alegría.
Por delante arena y mas arena, a diferencia de la aduana marroquí, aquí no hay nada, solo un cuarto donde hacen el cambio de moneda y algo que antes era una tienda, o lo será.
De repente, todos los hombres visten turbante que solo te deja ver los ojos negros, de mirada profunda, a veces inexpresiva, como si fueran de cristal.
En el cuerpo una larga túnica o "bubu", muy ancha, sin mangas, por lo general blancas o azules.
Hombres del desierto!
" Marche en avant de toi-meme, comme le premier chameau de la caravane" Proverbio Nómada
Seguido del percance en tierra de nadie y entrando dentro de la aduana me encuentro con militares uniformados, serios como un cagarro.
Me han contado muchas historias sobre los mauritanos y la verdad es que no las tengo todas conmigo.
Solo con dar las buenas tardes uno se da cuenta que la fama de corruptos de la policía mauritana no es desmerecida.
Ni siquiera nos miran a nosotros, solo miran lo que hay en el interior de la furgo y mientras Chris esta arreglando los papeles del vehículo en un cuartucho yo aguardo en la Nissan.
Y uno a uno los seis policías van pasando, y así, sin parpadear dicen "Dame esto" "Cadeau" (Regalo en francés), yo les miro y sonrío, una de estas sonrisas que le salen a uno cuando no sabe que hacer.
El que tengo enfrente sigue serio como un cagarro.
Mejor no sonreír.
Y digo tajantemente: "No" , que me sale sin querer.
Al segundo pienso, "Mierda, hasta aquí hemos llegado, ahora empezaran los problemas"
Pero no, funciona.
Los labios del cagarro en cuestión se dan la vuelta y dejan intentar a otro. Yo voy diciendo "No".
No tengo nada que perder en realidad, la furgo no es mía y tengo los visados y el pasaporte en regla, así que aunque quieran inventarse algo, lealmente, no tienen nada por donde cogerme.
Cuando llega Chris, el sí que tiene las de perder, viene sonriendo y tranquilamente saca de la furgo un brick de leche del Lidl para cada uno y les dice:
"Es la mejor leche de las vacas alemanas, un regalo para la salud de vuestros hijos"
Todos le dan las gracias y nos dejan seguir para sellar los pasaportes en la siguiente garita.
Al entrar Chris se saca del bolsillo una linternita de estas de llavero y se la da al militar que está escribiendo a un dedo de distancia del teclado, todavía no es de noche pero el sol ya se ha marchado hasta mañana, en el cuarto no hay luz, así que el militar está muy agradecido y nos sella los visados y pasaportes sin mas demora.
- "Hace dos años que cuando llego aquí no tienen luz, así que cada vez que vengo les regalo una linterna. Mejor una linterna que una bombilla, se me terminaría el chollo!"
Me dice el alemanote. Menuda pieza esta hecho.
Mauritania!
Aunque estoy un poco nervioso doy saltos de alegría.
Por delante arena y mas arena, a diferencia de la aduana marroquí, aquí no hay nada, solo un cuarto donde hacen el cambio de moneda y algo que antes era una tienda, o lo será.
De repente, todos los hombres visten turbante que solo te deja ver los ojos negros, de mirada profunda, a veces inexpresiva, como si fueran de cristal.
En el cuerpo una larga túnica o "bubu", muy ancha, sin mangas, por lo general blancas o azules.
Hombres del desierto!
Llegó el momento que no quería que llegase, la despedida con Chris. Miro a mi alrededor y solo veo la casita descorchada del cambio, cinco pares de ojazos negros que nos miran, arena y nada mas.
Es justo en este momento que realmente me percato que he pasado, una semana?, muy cómoda, sin pensar en nada y sin tener que estar pendiente de los quehaceres cotidianos del viajero de a pie.
A resguardo de este alemanote sabio que ahora tengo que decir adiós.
Chris me lo lee en mi expresión y mientras se ríe a carcajadas me suelta un:
- "Que hacer ahora no?ajajajaj Bienvenido a África!"
Me vuelve a hacer la invitación de seguir con él directo a Mali, que Mauritania y los mauritanos no valen para nada la pena.
A pesar de que me gustaría le digo que no, quiero seguir solo, despabilarme y comprobar que hay de cierto en estas afirmaciones.
Nos abrazamos fuertemente.
"A la proxieme amigo, Insha alha!"
Es de noche, veo como los faros de la Nissan se alejan en el desierto.
Los cinco pares de ojos negros sentados en la arena y vestidos con túnica continúan mirando. Quiero ir a Nouadibou, uno de los cinco pares de ojos me dice que esta a unos 60km. Responde serio, sin añadir nada mas, ni siquiera interesarse de si quiero ir hasta allí o decirme como hacerlo.
Buff! Si toda la gente del país es igual, pienso, lo llevas claro pequeño saltamontes!
Tengo que volver a intentar de hablar francés, estos días Chris me traducía al ingles y no tenia necesidad de devanarme los sesos buscando palabras francesas. Es lo que tiene el viajar solo, uno se tiene que espabilar, y a que velocidad!
Después de mucho discutir precios y modos de transporte (y es que los árabes, en especial los mauros, son comerciantes desde hace siglos y conocen su trabajo a la perfección) nos juntamos tres chicos de Mali y yo y conseguimos subirnos a una Pick-up que nos llevará a Nouadibou a un precio razonable.
Así que otra vez en marcha, rumbo sur, tumbado detrás de un 4x4, de noche, cruzando desierto y bajo las estrellas saharianas, no puedo mas que sentirme muy feliz.
Un sueño como este no se cumple todo los días.
Una vez llegados a Nouadibou, y después de pasar infinidad de controles, tengo que encontrar un sitio donde pasar la noche. al descender del coche uno de los chicos malineses me pregunta si sé donde ir y le respondo que no.
"Ven conmigo si quieres, yo voy a casa de un amigo"
Pues perfecto.
En casa del amigo no hay nadie, cruzamos la calle de arena y nos abren la puerta los vecinos, que nos invitan a cenar, yo finalmente me quedo a dormir allí, en el suelo del salón.
Es una casa grande, decorada al estilo "Kitch árabe", de gente adinerada de la ciudad, de hecho son saharauis, como iré viendo esta ciudad esta repleta de ellos, que emigran en busca de trabajo o huyen de los problemas que hay en su país.
O es que el Sahara Occidental debería ser mas grande?
Es justo en este momento que realmente me percato que he pasado, una semana?, muy cómoda, sin pensar en nada y sin tener que estar pendiente de los quehaceres cotidianos del viajero de a pie.
A resguardo de este alemanote sabio que ahora tengo que decir adiós.
Chris me lo lee en mi expresión y mientras se ríe a carcajadas me suelta un:
- "Que hacer ahora no?ajajajaj Bienvenido a África!"
Me vuelve a hacer la invitación de seguir con él directo a Mali, que Mauritania y los mauritanos no valen para nada la pena.
A pesar de que me gustaría le digo que no, quiero seguir solo, despabilarme y comprobar que hay de cierto en estas afirmaciones.
Nos abrazamos fuertemente.
"A la proxieme amigo, Insha alha!"
Es de noche, veo como los faros de la Nissan se alejan en el desierto.
Los cinco pares de ojos negros sentados en la arena y vestidos con túnica continúan mirando. Quiero ir a Nouadibou, uno de los cinco pares de ojos me dice que esta a unos 60km. Responde serio, sin añadir nada mas, ni siquiera interesarse de si quiero ir hasta allí o decirme como hacerlo.
Buff! Si toda la gente del país es igual, pienso, lo llevas claro pequeño saltamontes!
Tengo que volver a intentar de hablar francés, estos días Chris me traducía al ingles y no tenia necesidad de devanarme los sesos buscando palabras francesas. Es lo que tiene el viajar solo, uno se tiene que espabilar, y a que velocidad!
Después de mucho discutir precios y modos de transporte (y es que los árabes, en especial los mauros, son comerciantes desde hace siglos y conocen su trabajo a la perfección) nos juntamos tres chicos de Mali y yo y conseguimos subirnos a una Pick-up que nos llevará a Nouadibou a un precio razonable.
Así que otra vez en marcha, rumbo sur, tumbado detrás de un 4x4, de noche, cruzando desierto y bajo las estrellas saharianas, no puedo mas que sentirme muy feliz.
Un sueño como este no se cumple todo los días.
Una vez llegados a Nouadibou, y después de pasar infinidad de controles, tengo que encontrar un sitio donde pasar la noche. al descender del coche uno de los chicos malineses me pregunta si sé donde ir y le respondo que no.
"Ven conmigo si quieres, yo voy a casa de un amigo"
Pues perfecto.
En casa del amigo no hay nadie, cruzamos la calle de arena y nos abren la puerta los vecinos, que nos invitan a cenar, yo finalmente me quedo a dormir allí, en el suelo del salón.
Es una casa grande, decorada al estilo "Kitch árabe", de gente adinerada de la ciudad, de hecho son saharauis, como iré viendo esta ciudad esta repleta de ellos, que emigran en busca de trabajo o huyen de los problemas que hay en su país.
O es que el Sahara Occidental debería ser mas grande?
Así que de esta guisa tengo el primer contacto con la sociedad mauritana y saharaui, que son primos hermanos en realidad, vamos a decir gente del desierto.
El primer contacto con la ceremonia interminable e imposible de comprender de hacer el té mauritano.
Delicioso, con un dedo de espuma, con cantidades indisolubles de azúcar, menta fresca.
Termina creando verdadera adicción, necesito tomarlo cada día.
Por suerte viajo como viajo, entrando en casa de la gente, si no fuese de este modo me veo en un hotel turístico donde en cinco minutos me van a dar un vaso de té, diciendo que es típico del país, cuando en realidad para tomar el té se necesita una hora, sino más, se necesita charlar calmadamente, reírse, etc.
Se deben tomar tres vasos por persona, como dice el refrán.
- El primer té, amargo como la vida
- El segundo té, dulce como el amor
- El tercer té, suave como la muerte
También aprendo a como comer espaguetis con salsa y verduras, utilizando solo la mano derecha, de un gran plato comunitario donde comen diez personas o más, sentados en el suelo y no morir en el intento.
Hartón de reírse!
Durante todos los días que pasé en esta ciudad, la segunda del país, estuve viviendo en casa del amigo, también de Mali, que trabaja haciendo unos apartamentos y su jefe le deja vivir allí.
Por suerte cuando yo estuve ya estaba terminado el techo. Cada día íbamos a comer o beber el té en casas diferentes, todas de familias saharauis, que normalmente tienen sirviendo en la casa a chicos y chicas de los países limítrofes, es así como Seidú los conoce, había trabajado para ellos. A pesar de estas familias que viven cómodamente el resto de la ciudad es muy pobre, todo empieza a tener este toque africano, casas hechas de hierros o maderas reciclados, de una sola habitación, mercados con mucha gente muy ajetreada, mucho ruido, arena, polvo, basura, corderos y cabras que comen plástico en las calles, carne de vaca de color verde llena de moscas del mismo color, carricoches sin orden ni concierto, etc.
La ciudad es en su mayoría de casa de un solo piso, con las calles de arena donde los mercedes quedan atascados en cada momento. La fama de que los mauritanos son los peores conductores del continente puede ser cierta, he estado en países donde destaca el trafico y conducción temeraria, pero en Mauritania se llevan la palma, sobradamente.
Todo este conjunto, lo que ven mis ojos, lo que oyen mis oídos, lo que huele mi olfato, me apasiona, me entristece, me enfada. me hace sentir feliz.
No entiendo nada.
Puedes haberlo visto mil veces sentado en tu sofá pero cuando lo vives, Oh dios mio!
Muchas emociones, contradictorias, vida en estado puro. Sin más, tu delante del mundo desconocido, todo por conocer.
Hasta pronto.
El primer contacto con la ceremonia interminable e imposible de comprender de hacer el té mauritano.
Delicioso, con un dedo de espuma, con cantidades indisolubles de azúcar, menta fresca.
Termina creando verdadera adicción, necesito tomarlo cada día.
Por suerte viajo como viajo, entrando en casa de la gente, si no fuese de este modo me veo en un hotel turístico donde en cinco minutos me van a dar un vaso de té, diciendo que es típico del país, cuando en realidad para tomar el té se necesita una hora, sino más, se necesita charlar calmadamente, reírse, etc.
Se deben tomar tres vasos por persona, como dice el refrán.
- El primer té, amargo como la vida
- El segundo té, dulce como el amor
- El tercer té, suave como la muerte
También aprendo a como comer espaguetis con salsa y verduras, utilizando solo la mano derecha, de un gran plato comunitario donde comen diez personas o más, sentados en el suelo y no morir en el intento.
Hartón de reírse!
Durante todos los días que pasé en esta ciudad, la segunda del país, estuve viviendo en casa del amigo, también de Mali, que trabaja haciendo unos apartamentos y su jefe le deja vivir allí.
Por suerte cuando yo estuve ya estaba terminado el techo. Cada día íbamos a comer o beber el té en casas diferentes, todas de familias saharauis, que normalmente tienen sirviendo en la casa a chicos y chicas de los países limítrofes, es así como Seidú los conoce, había trabajado para ellos. A pesar de estas familias que viven cómodamente el resto de la ciudad es muy pobre, todo empieza a tener este toque africano, casas hechas de hierros o maderas reciclados, de una sola habitación, mercados con mucha gente muy ajetreada, mucho ruido, arena, polvo, basura, corderos y cabras que comen plástico en las calles, carne de vaca de color verde llena de moscas del mismo color, carricoches sin orden ni concierto, etc.
La ciudad es en su mayoría de casa de un solo piso, con las calles de arena donde los mercedes quedan atascados en cada momento. La fama de que los mauritanos son los peores conductores del continente puede ser cierta, he estado en países donde destaca el trafico y conducción temeraria, pero en Mauritania se llevan la palma, sobradamente.
Todo este conjunto, lo que ven mis ojos, lo que oyen mis oídos, lo que huele mi olfato, me apasiona, me entristece, me enfada. me hace sentir feliz.
No entiendo nada.
Puedes haberlo visto mil veces sentado en tu sofá pero cuando lo vives, Oh dios mio!
Muchas emociones, contradictorias, vida en estado puro. Sin más, tu delante del mundo desconocido, todo por conocer.
Hasta pronto.